Nos encontramos viviendo un tiempo de cambios extraordinarios, de retos y, por lo tanto, de grandes oportunidades.
El paradigma humano y el del planeta está cambiando. El mundo que conocemos ya no volverá a ser lo que era. En este tiempo tenemos que hacernos cargo de nosotros mismos, cada uno de sí mismo. La relación de cada hombre y mujer consigo mismo, las relaciones humanas y la vida se han transformado de tal modo que ya no es posible recostarse sobre los demás, culpar a los demás, aprovecharse descaradamente de los demás sin que no nos demos cuenta de qué forma estamos bloqueados porque nuestra relación con el entorno no funciona o de como nuestro comportamiento desconsiderado afecta negativamente casi de inmediato a nuestra vida.
En principio, vendríamos a la tierra a ser felices y alcanzar un nivel más elevado de conciencia. Pero infinitos obstáculos se interponen en nuestro camino, precisamente para que afinemos nuestras herramientas de trabajo y aumentemos nuestras habilidades y recursos para conseguirlo. Después de muchos intentos de los más variados contenidos, conseguiremos descubrir a Dios. Pero ser felices y alcanzar a conectarse con la divinidad TIENE UN PRECIO: ¡¡¡ REQUIERE MUCHO TRABAJO PERSONAL!!!
Sin este trabajo personal es muy complicado o no es posible: avanzar, crecer, comprender, elegir, mejorar, sanar, pulir, limpiar, transformar…. Nada puede hacerse si no está bien definido nuestro propósito y deseo de aprender para superar las dificultades. Ni en la vida personal ni en la colectiva.
Si tienes problemas, sufres, estás solo, desesperado y triste….hay que trabajarse para determinar qué es lo que hay en nuestro interior carente de armonía y de coherencia. La vida nos va a devolver imágenes como desde un espejo, pero en realidad no hay NADA que buscar fuera de TI. TODO está DENTRO TI. Lo que la vida te muestra son reflejos de tu sombra más profunda que, sin esa ayuda, nunca lograrías descubrir.
Ahora bien, es posible que en tu día a día no consigas verlo, que no sepas de que se trata ni cual es el mensaje. Y si lo ves, tal vez no sepas cómo hacer solucionarlo. Entonces…. puedes buscar ayuda en otro, alguien que haya empezado antes que tú y tenga la capacidad de guiarte un trecho de tu camino hasta que te puedas permitir caminar solo.
Pero ese “alguien” no es MAS O MEJOR que tú. Únicamente, ha llegado un poco más lejos y puede ir avisándote de los tramos complicados y de las trampas del camino para que tu avance sea, si es posible, más rápido y más fácil de lo que lo fue el suyo.
NO es más que tú. Por lo tanto, VUELVE A TI, porque el MAESTRO está dentro de ti, no fuera. Y quien te acompañe, amigo o terapeuta, es este mensaje el que te tendría que transmitir, esto debe enseñarte. Si te ayuda a levantar tu AUTOESTIMA, a tomar tu PODER PERSONAL y a caminar por la vida sintiéndote más fuerte, valioso y seguro….entonces estás en el sitio correcto.
Tu trabajo personal, mediante sesiones de terapia o talleres, deberían ser una herramienta que te ayudase en ese proceso de crecer y encontrarte contigo mismo, de modo que la energía que gobierne tu vida sea la del AMOR INCONDICIONAL.
Eso, repito, no es nada que tengas que aprender. Lo conoces hace milenios. Solo lo tienes que recordar y rescatar la semilla de Amor que está dentro de ti, igual que la del Poder.
Respecto a esto me gustaría comparar dos historias de las que habla la Biblia: La de JOB, y la de JACOB. Son dos formas diferentes de ser poderoso.
JOB vive vapuleado por las circunstancias. Su fuerza está en la fe, en la confianza inquebrantable de que Dios no le va a dejar de su mano ni le abandonará. JOB “nada” puede hacer, no puede actuar directamente, salvo creer. Carece de otro poder personal. Dios (el bien) es algo externo a él sobre el que posee únicamente el poder de la paciencia, del aguante y de la súplica, ante el sufrimiento y las calamidades que aquel le envía -que en realidad es mucho poder, porque está fortaleciendo sus virtudes teologales-. Naturalmente, no entiende por qué se las envía. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Cómo es posible que Dios, todo bondad, me castigue de este modo, sin motivo ninguno? La expresión apropiada es “no entiendo nada, cada vez menos” Normal. Desde su punto de vista no hay ninguna explicación. Es una víctima de un Dios altanero y caprichoso. Desde su tercera dimensión es así como lo puede ver.
El ángel caído (el mal) también es algo externo a él, que le hiere, acosa, le presenta obstáculos sin cuento y le amarga la vida, solo para fastidiar y para comprobar si podrá seguir siéndole fiel a ese Dios externo y lejano al que le implora, ya que perdió su capacidad para poder hacer algo directamente.
JACOB es todo lo contrario. El dispone de una herramienta para llegar al cielo. Una escalera, por la que los ángeles (sus niveles más elevados de conciencia) pueden subir y bajar de él cuando gusten. Él sube a lo divino y baja a lo terrenal según lo vaya necesitando. En ese proceso va reconstruyendo su autoconocimiento, su vida y su PODER. Cuando necesita algo, va a buscarlo a través de sus ángeles, tanto arriba como abajo. Por lo tanto, ha incorporado un elemento diferente. Actúa. Hace cosas y puede, por lo tanto, cambiar las circunstancias que se le presenten con un poder interno que no daña, sino que reconforta y reintegra. Como digo lo hacen “los ángeles”, sus niveles superiores de conciencia, lo que quiere decir que están a su servicio porque ha desarrollado y fortalecido su criterio propio.
¿Pero qué ocurre si tomas las letras “ac” de la palabra “actuar” y las sitúas a continuación de la “J” de JOB? Obtenemos la palabra JACOB. Y te hago notar que JOB en inglés, significa “trabajo”. Así que si “trabajas”, si “actúas”, si haces cosas llegarás al estado de JACOB, en el cual empezarás a gobernar tu vida y a entender el mundo en el que te encuentras desde otro nivel de conciencia. Has ascendido, o estás en el proceso, a una dimensión superior de entendimiento y ya estás preparado para comprender el mundo y la vida desde parámetros diferentes.
Pero si lees la palabra JACOB ignorando la AC, leerás JOB. Sí. Es como un juego de palabras y un cruce del sentido de cada uno. La escalera nos lleva al cielo, de forma bien diferente a como consigue llegar JOB, que es el ejemplo de la superación a través del completo sufrimiento, la angustia, la pérdida, la enfermedad, la queja y demanda constante ante la divinidad, porque ha dejado fuera de sí su poder y, literalmente, lo ha perdido.
Sí. Job nos habló de su sufrimiento. Lo tenía todo y la VIDA todo se lo arrebató, fuera y dentro de él. Él clamó al cielo sin descanso, armándose de paciencia, y tras pruebas y padecimientos innumerables, después de años, la divinidad le devolvió todo lo perdido y mucho más. Solo porque entonces, y solo entonces, “comprendió”.
Ambos mensajes y ambas posibilidades están cruzados. Y es muy simple. No hace falta esperar tanto tiempo ni repetir los errores y calamidades vida tras vida. Si trabajamos nuestro ser desde el corazón en vez de hacerlo desde la cabeza, si lo transformamos internamente en vez de hacer que se manifieste y se preocupe únicamente de lo exterior, de lo contingente, nos iremos conectando a nuestro SER con mayúsculas. Ese que nos aproxima a nuestro propio cielo. Aprenderemos a SENTIRLO desde el CORAZÓN, con el propósito de experimentarlo plenamente y, finalmente, olvidarnos de filosofar sobre Él. Dejaremos de intentar atraparlo y entenderlo desde la mente.
Todo lo que se mueve fuera de nosotros, nos drena PODER. Todo lo que crece, se desarrolla y completa nuestro interior, nos hace más fuertes, seguros y PODEROSOS.
Ten confianza. Lo negativo existe. La sombra existe. No es un enemigo que se encuentra fuera de ti. Está en ti. Es tu cuerpo del dolor. Lo arrastras desde hace… bueno, infinito tiempo. Pero ni siquiera es tu enemigo. Es el motor de tu TRANSFORMACIÓN, PORQUE DETRÁS DE LA SOMBRA ESTÁ LA LUZ. Lo de fuera es una proyección. Pero sobre lo que está en ti, DENTRO DE TI, puedes trabajar, actuar, hacer, esa es la diferencia.
Vamos a transformar la SOMBRA en LUZ, a través del AMOR. Las OPORTUNIDADES van a presentarse en tu vida en forma de obstáculos, de dificultades, de pruebas, de enemigos, de pérdidas, de muerte.
Tendremos la sensación de ser muy desdichados y de que no podemos seguir. No lo creas. No es cierto. En realidad, es al revés porque NADA ES LO QUE PARECE.
Contactarás con el AMOR y lo irás inoculando poco a poco en tu SOMBRA, hasta que todo cambie para ti.
¿La mejor herramienta para hacer esto? Tu propia vida. Las personas que te rodean y acompañan, lo que te pasa, lo que te enferma, lo que te sana… ¡Solo hay que aplicar un nuevo código! Un código que no vas a encontrar en tu cabeza, en la razón, sino en el corazón. no vas a racionalizarlo ni a pensarlo. vas a sentirlo. El código del Amor.